Yo creo que todo es un juego.
Cuando jugaba de chica me comprometía enteramente con el juego y me esforzaba por llevarlo al máximo o desarrollar por completo una historia. Que si dibujaba, me concentraba tanto que pasaban las horas (y tal vez así hayan pasado todos los años que no recuerdo). Que si jugaba a la casita, levantaba paredes de cartón en el patio para que fuera más real. Que si jugaba a las Barbies, aprendía a coser para diseñarle vestiditos (y si no me salían lindos, no me frustraba). Que si jugaba a ser una periodista, con mi micrófono-que en realidad era un resaltador celeste robado de la oficina de papá- iba por todas partes buscando notas y hasta entrevistaba a la perra (de nombre Barbie, claro). Y cuando jugaba, no existía nada más.
Ahora, juego todo el tiempo, sin frustración. En mi universo, es la única manera de apasionarse.
Y este blog, es un juego más :)
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