Shaman es de Comodoro y sabe hacer el sonido del viento. No es uno solo y nunca es el mismo. Tiene matices, colores, formas, cadencias e intensidades. Mueve. Después de una gran ráfaga, de inclusive una pequeña, nada vuelve a ser igual. El viento a veces es como el mar. Shaman, en una entrevista, me dijo que el mar es el desierto más grande, pero donde parece no haber nada existen posibilidades infinitas.
La última vez que lo vi fue en Casa Pulsar y me fui después de un par de canciones. Terminaba la semana, estaba bastante cansada y sensible. Él tocaba solo acompañado de su guitarra iluminado por una luz roja. Melodías, imágenes, recuerdos, viento. De repente y sin darme cuenta estaba llorando. Me alejé a la galería para despejarme un poco pero no hubo caso. Me fui.
Hoy Shaman y los Pilares de la Creación lanzaron Sueño Real. Ya trabajé, fui a pilates, ordené cosas y escribí. Por eso quiero escuchar este disco ahora, a la noche, lejos de cualquier papelón de andar lagrimeando en la oficina o por la calle. Los invito a escucharlo también.
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