Entre Lorenzo Ferro, Ximena Sáenz y Santiago Artemis, Cristian Perfumo fue coronado como uno de los 35 sub 35 que dan y que darán que hablar por medios nacionales. Su libro, El Coleccionista de Flechas, fue elegido entre 1.800 obras de 39 países como ganador del Premio Amazon.
Cristian camina por Avinguda del Paral·lel, en Barcelona. Nos sumamos a su paseo desde La Patagonia y él, nos cuenta las historias de sus historias.
La Nación te mencionó como uno de los 35 sub 35 referentes argentinos que dan y que darán que hablar ¿Qué se siente?
La verdad que fue una alegría enorme. Me sentí súper afortunado de poder estar ahí junto a gente tan grosa. Hay deportistas olímpicos, cantantes, gente que admiro muchísimo. Estoy muy agradecido por eso. Por otra parte, no pierdo de vista que es una lista y que es algo arbitrario, subjetivo. A veces me planteo que seguramente hay gente que no está en la lista y que lo merece más que yo. Por momentos, no puedo dejar de pensar en eso, pero bueno, en esta lista quedé entre esos 35 y es un honor muy grande. Lo disfruté mucho en ese momento y lo disfruto cada vez que lo recuerdo.
Creciste en Puerto Deseado y después te mudaste a Comodoro para estudiar informática. Varias veces dijiste que nunca pensaste que ibas a ser escritor ¿Cómo sucedió?
Efectivamente, estudié informática en la Universidad de Comodoro y después me vine a Barcelona a hacer un Master. En uno de mis viajes de vuelta a Deseado, fuimos a un bar. Un bar muy bonito que ya no existe, el dueño no solamente era el Escribano del pueblo sino que era uno de los buzos que había formado parte de la comisión que se dedicó a buscar y a recuperar la Corbeta Swift. Una Corbeta de guerra inglesa que estuvo 200 años debajo del agua. Esta gente la encontró y fue el primer yacimiento arqueológico submarino en la Argentina. Cualquiera que se cría en Puerto Deseado, como yo, conoce la historia. Todos la conocemos, pero que me la contara uno de los protagonistas en ese escenario despertó algo mágico. Casi que te diría que me enamoré de esa historia. Me acuerdo que cuando salí de ese bar dije: “Alguien tiene que escribir sobre esto, porque es increíble” pero realmente no me planteaba que iba a ser yo. Fue como una expresión de deseo: “Alguien tendría que escribir sobre esto” y a las semanas cuando volví a Barcelona me encontré escribiendo yo sobre eso. Fue un flechazo que tuve con la historia y ahí nació esta locura de ser escritor.
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