Wendy Soler, skatergirl


Empezó a patinar de chica, de re chica. Cuando todavía se chateaba por MSN, el concepto masivo de Girl Power ni se veía venir y tenía que competir contra varones por la falta de una división femenina.A los 13 años se subió por primera vez a un skate. Era una patineta de juguete que se transformó en una real a través de un deseo de cumpleaños. No se bajó más. Dice que siempre lo hizo por diversión, competir fue algo extra pero le fue muy bien. Antes de los 18 ya había ganado premios internacionales y contaba con varios patrocinadores. Nació en Caleta Olivia, se mudó a Córdoba y volvió. Es sommelier, estudia Licenciatura en Comunicación Audiovisual en la Universidad de la Patagonia Austral, sueña con llevar su mirada al mundo y, junto a Felipe Delgado, recicla tablas de skate en un emprendimiento sustentable. 

¿Cómo fue crecer en Caleta Olivia?
Fue complicado, más que nada durante la adolescencia. Por el clima, porque nunca existieron pistas públicas ni un movimiento del skate acá en el sur, no se conoce tanto. Fue bastante complicado pero más allá de eso, hay mucha juventud medio quedada, no hay muchas cosas para hacer más allá de ir a la playa. El clima tampoco ayuda. Tampoco hay un skatepark. Acá hay uno muy chiquitito pero no se puede andar, las rampas están mal hechas, no existe otro lugar. En Rada Tilly sí. Siempre practiqué en la calle. En realidad siempre fui a las competencias para viajar, conocer gente, divertirme más allá de representar y competir que está buenísimo. Nunca fui una persona competitiva, siempre traté de disfrutarlo.

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