Darío Soto, del sur y del blues


Todo empezó con su papá. Su papá, los Beatles, Elvis, Chuck Berry, Tom Jones, Stevie Wonder. Su primer instrumento fue la voz, después la armónica. De chico, mientras cantaba Lou Rawls no se imaginaba que años más tarde se iba a dedicar a la música, pero cuando se dio cuenta de que era eso lo que realmente lo hacía feliz ni lo dudó. Quiso ver qué pasaba y pasó. Pasaron casi 16 años, escenarios mundiales, leyendas vivas, giras internacionales y sigue. El sábado estrena la primera edición del ciclo Patagonia Sessions en el Teatro Dislocador y hoy charlamos.  

¿Qué encontrás en el blues? ¿Qué encontrás en el sur?
Me quedé conectado cuando encontré la armónica y empecé a escuchar blues tradicional, pero siempre estuvo en lo que escuchaba. En los Beatles, en Tom Jones, en Eric Clapton, en un montón de músicos blancos y negros que hacen un poco más Rock & Roll pero tienen sus influencias en el blues. Me gustó esa raíz, esa cosa bien simple pero poderosa, que también tiene sus influencias en el Gospel, en el Negro Spiritual, en los cantos de trabajo, en toda la música afroamericana. No sé mucho cómo explicarlo, pero quedé fascinado con ese sonido puro, del sentimiento. En el sur encuentro eso, mi propia raíz, donde empecé a escuchar esa música, donde me encuentro con mi viejo que fue mi gran mentor, mi gran compañía escuchando toda esta música. Mi tierra, mi clima, mi viento. La verdad es que llego acá y me siento en mi casa, por más de que me vaya por años, la raíz de uno siempre está con uno. Aparte siempre fui muy bien recibido, la gente siempre va a los shows. Encuentro mi lugar acá, siempre en el sur. 

¿Cómo fue mudarte a Buenos Aires?
Fue un cambio grande, una decisión grande. Era muy difícil encontrar músicos del estilo, que toquen armónica, que toquen blues, o directamente amigos que escuchen esta misma música o músicos que escuchen esta música. Fui a la Escuela de Blues allá. Cuando descubrí que existía me emocioné y me fui para allá. Al llegar descubrí un mundo nuevo, yo venía con muchas ganas de aprender, de vivir toda esa música, todos esos músicos que me encontraba en Buenos Aires. Enseguida armé mi primera banda, después ya tenía como 5 proyectos en el primer año y bueno, no paró nunca. En Buenos Aires hay mucho, mucho para aprender, mucho por intercambiar, en ese momento no había Internet por ejemplo y nos intercambiábamos discos con amigos y conocidos que hasta tenían disquerías. Me llevaba de a 10 discos de blues y de soul, de música negra así que fue un aprendizaje impresionante y hasta el día de hoy sigue siendo así. 

Compartiste escenario con King George Clemons, Lurrie Bell, Dave Specter, Tad Robinson y muchos más ¿Cómo fue? ¿Qué aprendiste de ellos? 
Principalmente es una alegría tremenda haber compartido con todos ellos. Me parece que primero fue Rick Epping, que es uno de los mejores armonicistas del mundo y lo pude traer acá a Comodoro. Fue una doble emoción tenerlo acá en la tierra de uno, encima compartir y escuchar el sonido de cerca, de lo que es tocar la armónica de verdad, estar al lado de una leyenda. Después también pude compartir con Lurrie Bell, que es otra leyenda del blues, hijo del armonicista Carey Bell -. Después también con Tad Robinson, que yo lo admiro mucho porque es un artista que hace lo que hago yo, Soul y Blues. Con Duke Robillard que es uno de los mejores guitarristas, con Dave Specter que es uno de los grandes guitarristas del blues de Chicago, tuve la oportunidad de cantar con él y con John Primer de tocar la armónica. También de cantar con Anson Funderburgh, un artista blanco de blues que siempre admiré, escuchaba los discos, los cantantes que cantaban con él, y me influenciaban mucho. Una vez que estás con ellos en el escenario vivís un sueño. Imaginate que vos los escuchabas de chico, tratabas de sacar los temas, son maestros en los discos y maestros cuando podés compartir escenario. Un sueño y aprendizaje constante. Con algunos aprendés más sentimiento del blues puro, como por ejemplo con Lurrie Bell, y con otros cosas técnicas, más que nada con artistas blancos del blues que son muy reflexionistas con lo que hacen. Después de que se va cada artista, ya no sos el mismo. 

I came from the south es tu primer disco ¿Qué significa para vos? 
Mi primer disco, siempre va a ser para mí el más importante, tiene una carga emocional muy grande. Yo quería plasmar todo eso, quería dedicárselo a mi viejo que lo perdí hace unos años, en el 2012. Él me transmitió toda esa música, todo eso que escuchábamos juntos, los primeros artistas que más me influenciaron, como Ray Charles, BB King, el blues de Chicago. Grabé dos temas de grandes artistas de la armónica como Snooky Pryor y Carey Bell. Después grabé de Otis Ray que es el Rey del Soul directamente, fue un mix entre lo que me influenció, el soul, el blues, el Rhythm & Blues. Con grandes invitados, le puse el alma y la energía a ese disco porque era el primero. Ya ahora estoy más liviano para hacer el segundo, el tercero y el cuarto pero el primero era el paso más difícil. Tenía un montón de carga por todos lados, lo sigo escuchando y me sigue gustando por suerte. Uno es muy autocrítico y estoy muy feliz con el resultado. También con la presentación en Buenos Aires y la presentación en Comodoro que fue en el Teatro Español a sala llena. Fue una alegría por todos lados. 

¿Qué vamos a ver en el show del Teatro Dislocador este finde? 
Es parte de una movida que voy a empezar a armar ahora, un ciclo de música negra donde van a presentarse músicos de Jazz, de Blues, de Gospel, de Soul, amigos o no tan amigos pero que admiro mucho de la movida. El primero es Nico Smoljan, un gran armonicista del Blues y viene con su guitarrista, Javier Mozzi. Están haciendo un Blues muy de los años 30, 40 y 50, muy tradicional. Es un ciclo que se llama Patagonia Sessions así que este es el primero, el segundo es Nina Sessions, el proyecto de unas chicas, An Díaz y Anita Fabiani, cantante y guitarrista en tributo a Nina Simone, el 2 de noviembre acá en Comodoro. Nico Smoljan es un armonicista tremendo, para mí el mejor tocando blues tradicional acá en Argentina. Él ya sacó su disco hace unos años, comparte con grandes leyendas del blues como Eddie Taylor Junior, Lurrie Bell, Mud Morganfield, el hijo de Muddy Waters. Va a ser un show tremendo. 

Patagonia Sessions empieza este finde en Comodoro y sigue en noviembre con tributo a Nina Simone. Darío continúa con sus presentaciones en Buenos Aires, con festivales de Jazz, de Swing, de Rock & Roll y, comienza la preproducción de su segundo disco. "Un disco más tirando para el lado del jazz pero siempre con blues, que es mi raíz musical. Seguro el nombre va a tener que ver con eso" dice. Y sigue. 

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