Se abre el telón, se persigna, mira al cielo, agradece y comienza a zapatear. Empezó a bailar en la Unión Vecinal de Laprida, en El Camaruco, y ahora, lleva el folklore argentino por el mundo. En Los Potros, en Pucará, en Malevo, en el Teatro Colón, en realities internacionales, en la pantalla de Susana Giménez y Marcelo Tinelli. Hace 5 años trabaja en cruceros y recorre los mares deleitando turistas que, sin demasiado éxito, intentan imitar sus pasos. Es fuerza, es gracia, es pasión, es garra, es intensidad, es talento. Y, si el viento danzara, seguro lo haría como Leonardo Santander.
Publicado en Suplemento Dom.
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