Shaman en llamas

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Primero fue Shaman, Shaman y los Hombres en Llamas, Shaman y su guitarra embrujada, Shaman y Los Pilares de la Creación. Ahora encabeza Shaman y El Fuego junto a Tulio Simeoni en batería y Pablo Girardin en tuba. Recién pisa Comodoro, vino de visita con su familia. De visita y a tocar con El Fuego y con Titín Naves. Ahora vive en Epuyén, pasa tiempo con su hija Govinda, arma su huerta, se compró una motosierra, pasea por el bosque y compone como nunca. Trabajó y aprendió de Daniel Melero, del ganador del Grammy Latino Neto García, El mató a un policía motorizado y muchos más. Shaman es uno de los máximos referentes de la escena musical independiente nacional y hoy charlamos con él.

A Página/12 le dijiste que tuviste la misma sensación al comprarte una motosierra que una guitarra...
Sí -risas-. Es posta, es un instrumento increíble. Cuando me compré la motosierra fue increíble -risas-. Me está esperando cuando vuelva, tengo que ir a cortar unos tronquitos. Es otra cosa. Fui a buscar otra vida, otro tipo de situación. Siento que la música es re importante, lo más importante después de mi familia pero la vida me demuestra que hay otras cosas que disfruto. Estar en contacto con la naturaleza, la motosierra, hacer la leña, armar la huerta, salir a caminar por el bosque, esas cosas me llenan y no las tenía. Me hacen muy bien. La motosierra va por ese lado, es mi guitarra de esta otra vida que elegí y está buenísimo. 

¿En la cordillera las canciones llegan más rápido?
No sé si me llegan más rápido o tengo más tiempo. Me levanto a la mañana, estoy con mi hija, toco la guitarra, ella se va a dormir la siesta, sigo tocando la guitarra, grabo ideas pumpum, estoy mucho más productivo. No sé si llegan más rápido o estoy más metido en ese labor de compositor. En este último año hice 40 canciones. Para mí es un montón, siempre hago 10 u 11. Hice 40 y estoy como loco porque no sé qué voy a hacer. Capaz llegue a 100 para hacer un disco de 10. Hace 10 años hacía 40 canciones y eran 4 discos, ahora son 40 canciones y todavía no llego al disco. Quiero crear mucho y elegir, poder elegir las 10 mejores de 100 y hacer un discazo. Quizás tardo 5 años más. Desde el 2004 vengo sacando un disco cada año y medio, ahora me tengo que contener bastante. Igual tranca, me tiene sin cuidado. Estoy muy ocupado con la vida de padre, ahora voy a ser padre otra vez así que estoy muy metido en ese plan. 

¿Qué cambió Govinda? 
Todo. Un hijo te cambia todo, es hermoso. Es medio indescriptible, es algo que hay que experimentarlo o no, no hay que experimentarlo una mierda, está todo bien. Yo creo que si llega el momento en el que uno quiere tener un hijo, como llegamos Regina y yo, es hermoso. Si te viene sin querer es un garrón -risas-, por eso hay que legalizar el aborto también. La paternidad te cambia el chip de la vida, los valores, lo que es importante. Eso, qué es importante ¿Qué es importante? La vida. Ahora yo estoy aprendiendo a morirme. Un hijo también te prepara para eso. Estoy pensando mucho en la muerte pero bien, no en la tristeza de la muerte sino en la transformación. Es el nacimiento, es la vida, pero también es la muerte. Cuando ves una punta de la vida también ves la otra. Estoy en el aprendizaje de cosas profundas para vivir una existencia calma y morirme bien. Quiero morirme bien, eso es, no quiero estar ansioso ni desear nada. Quiero estar cada vez más libre de las cosas mundanas, de los malestares mundanos, del bajón. Te estoy diciendo lo que quiero, quiero dejar de tener esos bajones pero quiero dejar porque los tengo -risas-. El ego, qué soy, quién soy, qué represento, todas esas cosas no las quiero. Son presiones que uno se pone y es al pedo. Estoy trabajando mucho en eso y eso se traduce también en canciones.    


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Postales de Roma

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Roma fue la primera ciudad lejos-lejos que pisé y no lo podía creer. Llegamos a la mañana, esperamos las llaves del airbnb y salimos a caminar. Llegamos, pero las valijas de los demás se quedaron en Toronto -llevé carry on- así que le presté vestidos a mi mamá y a mi hermana. Hacía bastante calor. No habíamos almorzado, compramos Powerade y papas fritas en el camino. Llegamos hasta el Coliseo y vimos por afuera los Foros Romanos. Después seguimos hasta el centro. Estaba muy cansada y las piernas casi no me daban más pero quería seguir. Quería ver qué había más allá, después más allá y así hasta que no me dieran más los ojos. No alcanzan los ojos ni las piernas.  Al día siguiente fuimos al Aeropuerto a buscar las valijas y después seguimos paseando, fuimos a la Fontana di Trevi y caminamos hacia el centro pero no llegamos. Después del recorrido Split, Zagreb, Venencia, Florencia volvimos con mis hermanos en la parada final. Ahí estábamos más cancheros y tomamos el subte, cuya parada Colosseo te deja literalmente en frente. Ahí entramos. También fuimos a los Foros Romanos y fuimos al Museo del Vaticano, vimos La Piedad, La Capilla Sixtina -wow-, la parte egipcia y cuadros como San Jerónimo de Da Vinci, Transfiguración de Rafael, Deposición de Caravaggio además de la escalera. Caminamos horas en el Museo y no terminamos. Acá si no estoy tan abrumada -tan- y pude explayarme un poquito más. Ahora postales porque a estos lugares las palabras pocas veces le hacen justicia y no soy tan ambiciosa. Recuerden que si les gustaría viajar pueden asesorarse con Tu Propio Viaje.

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Siwork, trabajar diferente

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Para emprendedores, profesionales independientes, freelancers, empresas. Un espacio para trabajar y no preocuparse por nada más, inspirarse, potenciar nuevas ideas y socializar con otros que están en la misma. Así también nació Siwork Coworking, de la mano de Susana Lorusso y Carlos Domínguez.

¿Por qué Siwork?
Susana: En mi camino de vida en un momento me topé con esta idea, con este concepto, hace un par de años. También me topé con un problema acá en Comodoro para trabajar yo, ahí empezó a generarse una búsqueda. Resumiendo, quería ver si podíamos traer a esa idea que estaba dando vueltas por el mundo acá pero para traer esa idea había que poner una marca. Entonces voy a ver a una amiga-conocida-diseñadora y me dice: “Mirá, para lo que vos estás buscando mejor andá a verlo a Carlos Domínguez de Infinito”. Lo voy a ver a Carlos Domínguez de Infinito, le cuento sobre el coworking, lo que necesitaba y me dice: “Mirá, la verdad me encanta, es una idea que yo tenía también así que creo que voy a ser tu primer coworker”. “Buenísimo, le va a poner más rosca a la marca” pensé. Empezamos a trabajar la marca y en el camino terminamos siendo socios porque él tenía su camino en esto, nos juntamos y acá estamos.
Carlos: Desde el 2000/2001 que soy independiente, siempre lo fui -risas-. Mudé varias veces de oficina desde que mi emprendimiento fue creciendo y siempre pensé en algo así. En el 2013 tuve la oportunidad de viajar por España, Madrid, Bilbao y en algunos lugares donde recorrí algunos coworkings, centros de emprendedores, cosas fantásticas que hacían. Volví totalmente cebado con esas ideas pero bueno, quedaron siempre en ideas, proyectos de desarrollo, giraban en mi cabeza pero por ese lado. Después nos conocimos con Susana, empezamos a charlar. Yo asentía en un montón de cosas porque las sentía, las conocía, las vivía y me gustaban. En esas idas y vueltas, conocer la ciudad, conocer la idiosincrasia, uno nacido y criado acá conoce un montón de cosas o estando en contacto con emprendedores, otra cosa que me apasiona mucho, entendía que era una necesidad. Entre charlas, mates, cafés y etcéteras le fuimos dando forma y surgió lo de asociarnos. Incluso tiene que ver con el concepto que promovemos, que es el coworking. Colaboración, coparticipar, cada uno podría haber desarrollado una idea por su lado, quizás no, quizás sí pero uno tira ideas y como dice la frase: “Uno solo va más rápido pero acompañado va más lejos”. Eso está bueno y hace a la idea.


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Postales de Munich

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No estuvimos mucho tiempo. De pasada entre Roma, Toronto y Buenos Aires. Del aeropuerto, nos acercamos en subte al hotel. Fue un viaje largo pero muy cómodo, alternando la vista entre la ventana y Google Maps. Llegamos al hotel, dejamos las cosas y fuimos a pasear por el centro. Intentamos parar en Hofbräuhaus am Platzl pero estaba re lleno y era demasiado ruidoso así que terminamos tomando un par de birras en Ayinger una cervecería en frente. Lamentablemente no saqué muchas fotos porque estaba muy entretenida mirando pero tendría que haberlo hecho porque era tanto que no recuerdo mucho y con las fotos uno no se olvida. Mi mamá decía que todos se parecían a mi novio. Posta. Ahora las fotos que pude rescatar -no cometeré el mismo error, lo prometo-. Repito, si les gustaría viajar pueden asesorarse con Tu Propio Viaje.  

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