Ganó Autores de Moda BA, concurso organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que busca posicionar diseñadores emergentes. Fue nominada para la primera edición del Martín Fierro de la Moda. Su marca Carla Andrea trabaja de forma sostenible con tintes naturales, reutilización textil y cooperativas rurales.
“Trabajo cocinando telas mientras hago hijos de plantas y les hablo. Voy a la feria barrial cada martes a abastecerme y juntar la materia prima de descarte que me guardan los verduleros para poder teñir. Corto y confecciono una colección, y cuando salgo a venderla en mi valija le digo a mis gatos que no se enojen, porque es para traer el pan a casa” escribió en Instagram y terminó: “Soy quien decide a diario cómo construir su realidad para luego no tener que evadirla disfrazada de rutina”. Ella es ella y así, es presente y futuro. Adonde va lo deja bien claro, es de Río Grande, Tierra del Fuego. De Patagonia y de Misiones. Diseña y crea artesanal y sostenible, con tintes naturales, reutilizando descarte textil de fábricas del fin del mundo. Se llama Carla Andrea Escalera y tiene 26 años.
Interesante. Uno no se da cuenta de la diferencia que implica crecer en La Patagonia hasta que salís. En esa perspectiva, para mí crecer en Río Grande fue algo completamente normal y común pero luego entendiendo cómo se desarrollan las cosas en otros lugares del país empezás a hacer una retrospectiva. Para mí era todo cotidiano. Mi mamá es de Misiones, ella se fue a Tierra del Fuego en busca de trabajo. En su crianza resaltó mucho la naturaleza y estar en contacto siempre con el ambiente, afuera, tanto ella como sus hermanos, mi familia materna. Nosotros siempre afuera. Nieve, llueve, haya sol y 5 grados. Siempre fuimos mucho de estar en contacto con el aire, era muy natural para nosotros. No había nada que nos preocupe. No fuimos chicos encerrados en cuatro paredes por el viento, Río Grande es pura estepa patagónica no es como Ushuaia. Siempre disfrutamos de lo que nos ofrecía la ciudad, o no pero siempre sacándole provecho. Luego la vida transcurría completamente normal, la rutina escolar y los fines de semana aprovechábamos para tener ese contacto con el bosque en familia. Creo que la infancia es muy importante en toda persona, pero más en el desarrollo artístico.
Tenés 26 años ¿De chiquita ya sabías qué ibas a hacer?
En la adolescencia empecé a tener una búsqueda mediante lo musical. Me vine a La Plata a estudiar música a la Facultad de Bellas Artes, fue mi primer acercamiento netamente artístico. Después sí analizando puedo decir que en mi casa siempre se trabajó con las manos. Mi papá es enfermero del Hospital Público y mi mamá es docente de la Escuela Pública pero ambos siempre trabajaron de manera artesanal. Mi mamá es costurera de toda la vida y mi papá tiene un desarrollo de carpintería, plástica, es genial él dibujando y arquitectónicamente. Algo siempre hacíamos y creo que va por ese lado. Me vine a La Plata egresada, me anoté en esta carrera que luego fue mutando dentro de la Facultad me di cuenta de que no era tanto la expresión que quería y lo mío siempre fue comunicar a través del vestir y del textil. En un momento también pasé por Historia de las Artes Visuales en esa búsqueda porque sentía que no podía comunicar completamente eso que quería contar a través de la música. Ahí también, en las materias más prácticas la representación era a través del textil y fui descubriendo que mi universo se remitía a eso. Decidí dar el paso en la Escuela Argentina de Moda y ponerme a estudiar de lleno la carrera de Indumentaria.
¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste hablar de la moda sustentable?
En la carrera. Cuando empecé a trabajar un poco en mi proyecto de tesis tenía esa búsqueda, materias nobles, fibras naturales. Afortunadamente en la Escuela Argentina de Moda nos brindaban la oportunidad de tener prácticas profesionales ligadas más a la pasarela. Se hacía mucho foco en el reciclaje, en armar texturas a través de materiales en desuso, fue empezar a explorar por ahí e indagar porque era un tema que me interesaba, que tenía mucho más para contar más allá del cuidado del medio ambiente. En ese momento sí era moda sustentable el paradigma, hoy mutó a moda sostenible. La sostenibilidad es mucho más amplia e inclusiva. La sustentabilidad se limita un poco más a este tema del cuidado del ambiente y los recursos. La moda sostenible o el paradigma de la sostenibilidad habla más de lo social, incluye lo medioambiental y la economía circular porque al fin y al cabo necesitamos que esto se sostenga en el tiempo y sin esta pata es bastante complejo. Si bien se puede ver en mi trabajo como el desarrollo de la naturaleza en sí, me importa muchísimo comunicar que trabajo de manera ética con los diferentes actores de la cadena de valor textil. Desde el comienzo, la fibra, hasta mi usuario. Me importan mucho las personas que están involucradas en mi trabajo.
¿Cómo es el proceso de las colecciones?
Yo digo que la marca lleva mi nombre porque mi trabajo es autorreferencial. Siempre las colecciones hablan un poco de mi historia o de mi mirada hacia ciertas cuestiones. No tengo muchas colecciones encima aún pero he trabajado con conceptos de la naturaleza de Tierra del Fuego. En la última colección otoño-invierno de este año habla un poco de mi paso por la escuela secundaria, la agrotécnica, del trabajo de campo, del suelo en el sur. Eso me permitió también aplicar ciertos recursos constructivos, morfologías o tipologías. En esta última colección me remití a lo que viví en Misiones, mi mamá es de allá y en un punto de nuestra vida fuimos a probar suerte. Quería hablar un poco también de esa parte de mi identidad. Creo que en este paradigma de sostenibilidad en la moda lo importante es que las colecciones no sean temporada tras temporada. Si bien todavía es difícil, estamos en transición y necesitamos insertarnos en el mercado, por eso seguimos con otoño-invierno, primavera-verano las dos colecciones que trabajé este año tienen tipologías muy similares. En esta última colección, hablo del trabajo que hacía mi mamá con mis abuelos al cosechar sus vegetales y todo lo que juntaban para llevar el pan a la mesa. En la chacra, en el pueblo, en el monte de Misiones. Quería rendir homenaje a ese trabajo de ellos. Si bien son climas y culturas completamente diferentes, tanto en Tierra del Fuego como en Misiones, creo que hay un punto de encuentro. En la manera de vestir, de cosechar y hablar un poco de cómo se trabaja el suelo en Argentina. Es la línea que quise mantener este año.
¿Cómo trabajás las prendas?
Trabajo con fibras nobles porque me permiten aplicar mi principal diferenciación textil que es el teñido con pigmentos naturales. Los pigmentos naturales los genero yo con desechos domésticos principalmente como cáscaras de cebolla, pieles y carozos de paltas, yerbamate, té en hebras, luego diferentes hojas, vegetales y cortezas de árboles. Lo que me interesa de los pigmentos es que se genere la intriga del público y se pregunte por qué no una anilina o una tela ya teñida de fábrica y poder educar al consumidor y al público en general de lo que pasa en la Industria. Yo quiero hacer la diferencia en este punto en la cadena de valor textil hablando de cómo trabajo los materiales de manera lenta, cómo recupero desechos, cómo genero tintes, tiño textiles y el residuo hídrico se puede desechar a la tierra y no pasa absolutamente nada porque es una infusión. No tiene químicos. No es lo mismo que trabajar con colorantes sintéticos. Me interesa desde esa parte para poder comunicarlo al público. Investigo mucho tintes naturales porque además me gusta la técnica, brindo capacitaciones para quien quiera saber un poco más y voy investigando la paleta de color temporada tras temporada para adaptarlo a los conceptos que quiero trabajar. En cuanto a los textiles, reciclo módulos de percal de algodón, una tela que se utiliza para la fabricación de sábanas. Las recupero de la industria textil de Tierra del Fuego, hay fábricas de todo. Ellos tienen bastante residuo textil que luego se quema porque es más costoso sacar los residuos y traerlos a reciclar. La verdad que es lamentable así que recupero esos descartes y los aplico a la indumentario, lo que me permite. Desarrollo una línea más básica, de camisería. En esta última colección incorporé algunas tramas de algodón de la cooperativa Inimbo de Chaco, es una cooperativa recuperada por trabajadores rurales de Chaco y me parece importante que mis prendas estén generadas por textiles de Industria Nacional para seguir generando trabajo.
Y ganaste Autores de Moda BA...
Autores de Moda BA es una plataforma impulsada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, es un concurso que se hace temporada tras temporada y busca posicionar diseñadores emergentes. Este año abrieron la posibilidad de que se presenten estudiantes avanzados de carreras de diseño y dentro de eso diseñadores emergentes con otro título. Estaba muy limitado al diseñador con cierta trayectoria egresado de UBA. Valoro muchísimo y me hubiese encantado tomar bien la decisión y decir: “Bueno, voy a estudiar a UBA” pero no tuve la posibilidad y eso me dejaba afuera siempre. Seguía el concurso y tenía muchas ganas de presentarme así que cuando abrieron la convocatoria dije: “Este es mi momento” -risas-. Me presenté, se presentan proyectos de temporada completa. Concepto, inspiración, marca, figurines, 25 conjuntos completos. Luego se hace una preselección, se va a un mentores con una de las coordinadoras del espacio y luego se va filtrando en cada una de las etapas. Se pasa a una selección final junto a un jurado compuesto por académicos, profesionales, periodistas, aficionados. Se presenta el proyecto frente a ellos en cinco minutos, la verdad que el tiempo era muy acotado y a mí me encanta hablar -risas-. Fue muy difícil resumir mi trabajo y mi vida -risas- pero se ve que llegó. En cada edición son dos, en esta oportunidad tuve la suerte de ser yo representando a Tierra del Fuego. El otro ganador fue un chico de Formosa y me parece importante porque habla de la identidad más nacional del diseño argentino. Fue muy lindo. El premio era la presentación de la colección completa en Buenos Aires Fashion Week, una experiencia hermosa. Estoy muy contenta. Se nota una identidad que fui intentando plasmar temporada tras temporada y era el momento de darlo a conocer a nivel nacional.
¿Cómo estuvo el Bafweek?
Fue muy intenso. Estaba tranquila porque llevé todo muy cronometrado, muy prolijo pero al momento que llegan los modelos maquillados y los tenés que vestir empieza el trabajo intenso. Re contenta porque estuve muy acompañada y muy contenida, creo que en todo el recorrido y en esta instancia son muy importantes los afectos. Vino mi familia, estuvo mi mamá, tengo una colega, que se llama Juliana García Bello que es diseñadora de indumentaria y de Río Grande también. Ella me acompañó mucho desde la experiencia. Mi pareja, Danny. Todo el equipo de Buenos Aires Moda no solo profesionalmente sino en calidad humana, fueron súper cordiales y comprensivos conmigo porque una intenta mantener la calma pero llega un punto de saturación en donde una no sabe para dónde salir corriendo y desde su experiencia han sabido contenerme bastante. Es una experiencia que volvería a repetir. Aprendí muchísimo, estoy muy contenta y sobre todo agradecida.
Siempre viene bien aprender ¿Qué les dirías a los diseñadores patagónicos?
Que no tengan temor o vergüenza, no sean tímidos al momento de contar su historia. Que sean realmente genuinos, que se muestren desde sus sentimientos. Creo que somos una generación que está en el limbo del cambio de un montón de paradigmas, la moda es uno de ellos, ya no es importante tanto el género ni cómo viste uno o el otro sino tener algo para contar a través de eso. Me parece sumamente importante que puedan plasmar quiénes son, sus valores, sus sentimientos, que sean genuinos en eso. Es la fortaleza que tenemos y creo que más que nada los patagónicos tenemos algo medio entre austero y nostálgico que es súper interesante, la forma de percibir las cosas, las texturas, los materiales, los colores. Tenemos una forma de comunicar diferente y eso es una fortaleza que tenemos que aprovechar para seguir forjando la identidad patagónica, también la identidad nacional pero siempre la identidad nacional se quedó en Buenos Aires y a lo sumo Córdoba tenemos que abarcar más y que puedan seguir mirando al sur que hay mucho muy interesante para contar.
Las repercusiones del BAFWEEK continúan y es solo el comienzo. Carla cuenta: “Surgen nuevos puntos de ventas que me parecen muy importantes para seguir desarrollando el trabajo, más allá de la difusión que es sumamente importante también. Es fundamental poder generar ingresos para el crecimiento del proyecto así que eso me parece destacable. Después medios de nivel nacional e internacional a los que siempre quise llegar y se dio. Creo que BAFWEEK es la vidriera más importante, hasta el día de hoy no dejo de tener notas, reuniones o fotos. La verdad que en este sentido muy feliz. Ahora para noviembre, es algo que venía trabajando pero fue darle una vuelta de tuerca y reforzar el trabajo, tenía pensado ir a México a colaborar con una consultora de emprendedorismo en desarrollo sostenible. Creo que BAFWEEK es mi carta de presentación para empezar a generar alianzas allá y a hacerme conocer de a poco en Latinoamérica, creo que es mi próximo paso y lo que quiero hacer”. Carla Andrea fue nominada para la primera edición del Martín Fierro de la Moda y fue publicada en Para Ti y Marie Claire.
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