Patricia Pinto, en modo arte


Patricia es artista y expuso en Miami, Austria, Colombia, Chile, México, Estados Unidos, Eslovenia y Portugal. Como curadora en el Museo del Inmigrante Portugués, único en el país. Dos libros en camino, mil obras. Hablamos de arte contemporáneo. 

Algodón, hilo, tela, libros e inclusive leyes, para Patricia todo se puede transformar en arte. Nació en Comodoro, vive en Rada Tilly y desde La Patagonia expone para el mundo. Hija de inmigrantes portugueses, sintió la necesidad de homenajear a sus padres y creó, junto a Daniel Amado, el Museo del Inmigrante Portugués, único en Argentina. Estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de la Patagonia y Psicología Social en la Escuela Pichón Riviere. En Patricia Pinto Estudio acompaña a artistas locales en el desarrollo de su arte y circulación de su obra. Después de incontables clínicas, muestras y obras, charlamos con ella sobre su recorrido y, por supuesto, sobre arte contemporáneo. 

¿En qué momento empezaste a hacer arte? 
Empecé súper pequeña, me interesaba todo lo que tenía que ver con la imagen, con el color. Después cuando tuve que empezar la escuela secundaria, yo quería ir a la Escuela de Arte que en ese momento era Municipal y mis padres no aprobaban esta idea. Me mandaron al Colegio Nacional, ahora es el Perito Moreno, en primer año el turno era por la tarde pero en segundo año el turno del colegio era por la mañana y por mi cuenta me anoté en la Escuela de Arte. Iba a la mañana al Colegio y a la tarde a la Escuela de Arte. Armé mi propia doble escolaridad -risas-. Al principio era medio a escondidas, decía que me tenía que quedar a hacer un trabajo de grupo o que tenía que hacer otras cosas porque salía a las 19:00 hs. Después la situación no dio para más y les tuve que decir la verdad. Me dejaron hasta cuarto año, que me estaba por llevar dos materias en el Colegio Nacional. Por eso no me recibí de Profesora de Artes Visuales pero seguí haciendo obra y en los últimos 12 años empecé a planificar mi día de otra manera, un poco por una cuestión relacionada a la salud que tuve en ese momento. Decidí volcarme al estudio del Arte Contemporáneo. Empecé a viajar a Buenos Aires cada dos meses y en esos viajes empecé a relacionarme con el mundo y la gente del Arte Contemporáneo y se me abrió una puerta enorme con infinitas posibilidades de aprender. Descubrí un espacio realmente apasionante. Cursé en la Escuela de Arte en los 70 y el Arte Contemporáneo todavía no había llegado. No teníamos conocimiento ni desarrollo. Me dediqué a estudiar, a circular, a participar de clínicas porque estuve todo el tiempo haciendo obra. 

¿Qué momento marcó tu obra? 
El gran cambio en la obra fue a partir del año 2017, hace tres años nada más. Participé en un espacio de clínica grupal en Neuquén que duró un año completo. Fue dirigido por Fabhio Di Camozzi, que es un artista especialista en filosofía y sociología del arte. Mi vida como artista y mi obra viró en 360 grados. Hice un proceso de reconocimiento de mi obrar como artista. Inauguré el espacio Patricia Pinto Estudio donde participan artistas y varios fotógrafos, mi rol es el rol del clínico. Acompañar a otros en su proceso artístico y su circulación en el sistema del arte, en la construcción. Es un espacio de estudio. A mí las bibliotecas me atraen mucho, de hecho la prueba está en mi obra -risas-. Libros intervenidos o de artistas. Estar en el estudio y trabajar en el espacio clínico me llevó a desarrollar obras de otro tipo como por ejemplo, un Manifiesto, que fue una de las primeras obras que hice que se llama VPB. Es un manifiesto artístico que cuestiona al sistema normativo y económico en relación al arte y a los artistas. Esa obra va a participar de un festival internacional que se llama “Yo Creo” que va a circular en streaming por las redes y está organizado por artistas de Buenos Aires. Hay otro grupo de obras que se llama “La caja de herramientas” son herramientas metodológicas para trabajar en la clínica con los artistas. Son juegos, barajas de cartas, tarjetas con preguntas que usamos. Especialmente como artista mi tarea viró hacia la escritura. Durante 2018 y 2019 estuve totalmente ausente dedicada a la escritura de “Patricia Pinto Artista”, que es mi libro autobiográfico que ahora cuando pase todo esto de la pandemia vamos a poder presentarlo en sociedad -risas-. Estoy con muchas ganas y muy feliz con ese proyecto. Paralelamente en 2019 empecé a escribir otro libro, parte de una serie que se llama “Conversaciones con Patricia Pinto”. Tiene que ver con la memoria y el olvido, con la capacidad de review que nos da la tecnología. La capacidad de ir hacia atrás. Estoy en edición de ese libro. La edición de “Patricia Pinto” la hice como proyecto en el marco de la clínica con Fabhio Di Camozzi y fue minucioso...casi un bordado -risas-. Fue muy inspirador para mí conocer la obra de artistas como Sophie Calle es una francesa, la historia y las entrevistas de Marguerite Duras, dos libros que cambiaron mi hacer en el arte. También el Museo, el Museo es como una ventana que me permite desarrollar mi trabajo de estudio curatorial, como la obra “Territorios y viajeros”. Yo descubrí con esta clínica que me encanta y que el estante de la biblioteca de mi profesión, que tiene que ver con la psicología y la filosofía, puede ser trasladado a mi biblioteca de arte porque como la educación y la política se fundan en las mismas escuelas filosóficas. Cuando descubrí esto hice el click. 

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