Ph. Azu Baeza |
Fabrizio Pedrotti charló con casi todos nuestros ídolos y escribió en prácticamente todas nuestras revistas favoritas. Trabajó en La 100, en Radio Mitre, Soy Rock y cursó posgrados en The Guardian, por nombrar un par de cosas porque claro que hay mucho -muchísimo más-. Es músico profesional y Copywriter bilingüe. Pronto, su libro El Ritual de Jane's Addiction llegará a todas las librerías del país. Dicho esto, con ustedes: él.
¿Cómo surgió El Ritual de Jane's Addiction?
Mi idea inicial era escribir un artículo extenso sobre “Ritual de lo Habitual”, el disco que el grupo sacó en 1990, y ofrecérselo a alguna revista. En ese momento se cumplían 24 años, y aunque no era una fecha redonda, me parecía que la historia era muy interesante. Así que entrevisté al productor (Dave Jerden, que también trabajó con los Rolling Stones, The Offspring y Alice in Chains) y a músicos sesionistas. Pero a medida que pasaban los días se me iban confirmando más entrevistados, por lo cual decidí tomarme el tiempo y que ese artículo saliera al año siguiente, coincidiendo con el 25 aniversario.
A las semanas, por suerte, me sobrepasó la cantidad de información y de reportajes (para ese momento ya había hecho notas con Dave Navarro y con Eric Avery), y sentí que iba a ser mucho más provechoso esperar, investigar más a fondo y escribir un libro. Así que ese primer artículo ni siquiera llegó a escribirse ni a ofrecerse. Pero mi cabeza empezó a trabajar muy rápido, y eso era una señal de que el proyecto era viable. A los pocos días ya tenía definido cómo contar la historia, qué elementos narrativos quería y sobre todo el método de trabajo. No me interesaba que fuera un “refrito” de viejos artículos, quería hablar directamente con toda la banda y sus allegados para obtener los testimonios de primera mano.
A eso, obviamente, le agregué material de archivo: conseguí -en formato físico- documentos confidenciales de Warner de esa época (con los números exactos de las ventas y la performance del disco en los ránkings) y le compré a coleccionistas del extranjero varias tandas de recortes de diarios y revistas de Jane’s Addiction, sobre todo de los ‘80 y '90s. Resumiendo, está compuesto en un 80% por nuevas entrevistas y el 20% restante con ese material de archivo, que también me parecía necesario para darle un contexto de la cultura norteamericana y de lo que sucedía en el mundo.
¿Cómo fue trabajar con Gourmet Musical Ediciones?
Genial, ellos fueron la primera editorial en la que pensé. Tenía varios de sus libros y me encantaba la manera en la que los abordaban, el profesionalismo que tenían y las hermosas ediciones que sacaban. Además, el plus de que es una editorial 100% de música que llega a todo el país (y a otros también). Fueron los que cambiaron el panorama de los libros musicales en los últimos años. Antes, al material de este estilo sólo lo conseguías en rockerías, librerías especializadas y algún que otro lugar específico. Gourmet Musical cambió eso radicalmente, y me parece fundamental. Sino, es una lástima porque un proyecto al que le dedicaste tanto tiempo no llega adonde debería. Nos acostumbramos a que los libros de rock fueran algo de “nicho”, pero editoriales como esta cambiaron la realidad. Además, Gourmet Musical le da un enfoque casi académico a las investigaciones, y es algo que no se veía mucho. Como soy igual de perfeccionista para citar las fuentes exactas, los entrevistados y re-chequear la información cientos de veces, sentía que eran la editorial perfecta para mi trabajo. La primera reunión con Leandro Donozo, el director, fue en enero de 2015, unos meses después de haber empezado. Luego le iba comentando de mis progresos, le mandaba borradores para que los leyera y lo mantenía al tanto. El feedback de ellos fue fundamental e hizo que el libro cobrara otro vuelo. Todas las sugerencias que me hicieron fueron muy valiosas y profesionales. Respetaron al 100% el texto y lo mejoraron.
Entrevistaste a cientos de bandas nacionales e internacionales, nóveles y consagradas ¿Por qué Jane's Addiction?
Porque tienen una de las historias más apasionantes, y lo asombroso es que todo lo que se cuenta en el libro ocurrió en menos de dos años. Entre 1989 y 1991 grabaron el disco que los llevó al multiplatino, fundaron el Lollapalooza, y cuando estaban en el mejor momento comercial... ¡se separaron! Todo eso, en medio de sobredosis de heroína, autolesiones, orgías, intentos de suicidio, rituales paganos, rumores de VIH, arrestos y persecuciones. Mientras una mitad del grupo no consumía drogas o estaba intentando limpiarse (Eric Avery y Stephen Perkins), los otros dos eran todo lo contrario (Perry Farrell y Dave Navarro). Me llamaba mucho la atención cómo funcionaba un grupo tan disfuncional de gente. Además de eso, Jane’s Addiction originó el rock alternativo e influenció a más bandas de las que uno se imagina, por lo que merecían un libro así. Lo volví a comprobar cuando fui entrevistando a artistas de distintas épocas: Anthrax, Suicidal Tendencies, Deftones, Living Colour, Guns N’ Roses, The Smashing Pumpkins y Limp Bizkit, por nombrar a algunos. Incluso hay un capítulo muy gracioso en donde Alice in Chains intenta robarse el disco antes de que salga, y otro en donde Jane’s Addiction desobedece todos los consejos típicos de las compañías. Sacaron un single de once minutos, algo que era una locura.
Y sentía que había un vacío en cómo se contaba la historia del rock: parecía que se había pasado directamente del glam metal al grunge, cuando en realidad hubo una camada de grupos que hicieron de nexo entre ambos. Hay cientos de libros sobre las bandas clásicas de estadios, pero esto me parecía era un desafío interesante y fresco para el mercado hispano.
Para mí era muy importante que el libro no fuera simplemente una recreación lineal. Como la historia era tan novelística de por sí, organicé los capítulos de manera que tuvieran cliff-hangers y fueran atractivos para lectores que no necesariamente fueran fanáticos. Estudié mucho para incorporar recursos estilísticos de la literatura y que se saliera de lo que se puede esperar de una biografía musical. Hay muchas subtramas que comienzan en un capítulo y se resuelven más adelante, con el objetivo de atrapar al lector y crear una tensión. Por ejemplo, Perry Farrell y su novia (Casey Niccoli) tenían como mascota una pareja de gallos, Pedro y Graciela. Casualmente, el culto que profesaba Perry (la santería cubana) sacrificaba a los gallos, pero el asunto de qué pasó con estos dos animalitos recién se resuelve sobre el final del libro. Por eso en la tapa aparece una gallina, que puede ser Pedro o Graciela.
Como esas tramas aparecen muchas: otras son las que te mencioné del sida y la heroína (por eso la jeringa) y el arresto de un disquero por vender el álbum (que explica la inclusión de los policías). Son personajes secundarios con los que el lector se engancha, mientras la trama principal sigue en el primer plano. Intenté reordenar la información e ir poniendo “anzuelos” para que fuera cronológica pero atrapante.
El libro abarca el disco Ritual de lo Habitual (1990), desde su creación hasta la separación de la banda y el nacimiento del Lollapalooza ¿Nos contás alguna historia que te haya impactado?
En ese tiempo pasaron muchas cosas graciosas y hasta macabras, además de las que mencioné. La mayoría aparecen en la tercera parte del libro, que es donde se analiza la gira, el Lollapalooza y la ruptura. El ex mánager (Ted Gardner), por ejemplo, cuenta cómo era el método para conseguir drogas en el exterior sin que se enterara la policía.
También hubo un show desastroso en Pensilvania en donde Perry cantó poco y los fans intentaron tumbar el micro de la banda... ¡sin saber que en realidad ahí adentro estaban los plomos! El grupo ya había escapado a la siguiente ciudad, y por ese motivo arrestaron al sonidista y le hicieron una especie de perimetral. El tipo, que no tenía nada que ver, no pudo pisar ese lugar por años, y se le complicó porque tuvo que trabajar con un montón de otras bandas que giraban por la zona.
Además está la historia de cómo Farrell se hizo 365 cortes con una cuchilla de afeitar porque quería “sentirse vivo”, y tenía que ponerse sal para que las heridas le quedaran marcadas para siempre (algo que se llama “escarificación” y que hacían sobre todo los africanos). Lo peor es que se cortó en vano, porque a los días se le fueron. Ese tipo de historias también las analicé desde un punto de vista científico y antropológico, y expliqué con estudios médicos qué lleva a una persona a autolesionarse.
Los prólogos son del mismísimo Perry Farrell y Mike Portnoy ¿Cómo los conociste?
A Perry lo entrevisté numerosas veces para el libro, y durante la última nota ya se había generado la confianza necesaria. Él veía que el proyecto iba en serio y que mi deseo era contar la historia de la forma más fiel posible. Entonces, sobre el final de una de esas charlas, le dije: “Mirá, Perry, me encantaría que vos hicieras el prólogo del libro. Si te interesa, este es el momento adecuado”. Y se le vinieron a la cabeza unos párrafos hermosos que son los que abren el libro.
Con respecto a Mike Portnoy fue más o menos parecido, su palabra era importante porque fue muy influenciado y los vio desde chico en varios lugares. Es lo que mencionaba antes, de que un tipo que es una máquina del doble pedal en el metal progresivo también fue influenciado por Jane’s Addiction.
100 horas de entrevistas con la banda, sus productores, mánagers y músicos ¿Tenés alguna preferida? ¿Cuál fue la que más te flasheó? ¿Y en la que más remaste?
En algunas me tocó remar porque los entrevistados estaban reacios a hablar del tema. Cuando me contacté por primera vez con Ronnie Champagne (ingeniero del disco) no quiso sumarse al proyecto, porque tenía ganas de sacar su propia biografía. Con mucho respeto lo volví a contactar a durante esos años, y vio que mi lista de entrevistados era extensa y que no era un libro efímero. Así que accedió y se abrió bastante. Sus testimonios fueron fundamentales para conocer la atmósfera dentro del estudio.
Por otro lado, Dave Navarro no recordaba casi nada de lo que había pasado en esa época, debido al consumo. Varias veces dijo que las únicas memorias que tenía de ese período eran a través de las fotos que veía. Así que hubo que reconstruir eso a través de las preguntas y aprovecharlo para que me diera sus visiones de cómo siente que el disco evolucionó hasta hoy y cuál es el legado, por ejemplo.
La exnovia de Perry (Casey Niccoli) rehizo su vida con otra pareja y tiene una hija, por lo que revolver eso era bastante doloroso para ella. Traté de entrevistarla desde el primer día (porque dirigió muchos videos del grupo, hizo parte de la portada del disco y fue “la quinta Jane’s Addiction”) pero también dejé que llegara su momento adecuado y lo reintenté con el tiempo. Por suerte, pasó como con Ronnie Champagne y quedó muy entusiasmada. Lo que menos quería era que se sintiera incómoda, así que fui cauto y me acerqué sin presiones.
La que más disfruté fue una de las que hice con Eric Avery. A fines de 2016, cuando ya lo había entrevistado varias veces, vino al país con Garbage (banda de la que es bajista hace más de una década). Como ya me había ganado esa confianza, por así decirlo, le pedí otra charla en persona para hacerle unas últimas preguntas. Terminó siendo una cena de tres horas en la que nos reímos, me contó muchas historias recontra graciosas y me trató como un amigo. Generar ese vínculo con alguien a quien admirás (en parte soy músico por él) es muy hermoso. Pero mi premisa fue siempre que no se mezclara la investigación con mi gusto por el grupo, para que eso no interfiriera. Jamás se enteraron de que Jane's es una de mis bandas favoritas.
Aprender de la experiencia siempre viene bien ¿Tenés algún consejo para periodistas o escritores? ¿Y para músicos?
Muy buena pregunta. En 2015 pasé por una etapa en la que me replanteé varias cosas, no con la profesión, porque el periodismo es lo que más amo, sino con el mundo. Eso, indirectamente, hizo que tuviera que buscar “nuevas razones” para seguir interesado en mi trabajo. Así que un día fui a una librería, me metí en la sección de “Comunicación” y busqué algo que me sacara del bloqueo.
El libro que me llamó la atención, y que por suerte compré, fue “El periodista indeseable”, del alemán Günter Wallraff. Me fascinó, y fue una inyección de adrenalina que necesitaba. Wallraff es uno de los próceres del periodismo en su país, y se infiltró varios meses en diversas empresas (a modo de “empleado encubierto”) para después publicar esas investigaciones. Sacó a la luz a multinacionales que explotaban a sus trabajadores, e hizo que la sociedad europea se replanteara las leyes laborales. Otro de sus libros, “Cabeza de turco”, fue el más vendido de la posguerra. Encontrarme con ese material fue maravilloso y los leía sin parar en el tren, en el colectivo, en todos lados. Hoy Wallraff es una de mis mayores influencias. No porque quiera ser periodista encubierto, sino porque sus investigaciones me devolvieron las ganas de crear mientras pasaba por un momento difícil. Y pensé: “Wow, si este tipo pudo infiltrarse en tantos lugares en la década del ‘70 e incluso hacerse pasar por extranjero, ¿cómo no voy a poder entrevistar a la gente que quiero para el libro, teniendo la tecnología a mi alcance?”. Fue una especie de motor y se lo pude agradecer hace poco, porque lo entrevisté para otro proyecto.
En cuanto al periodismo de rock, lo mismo me pasó con Neil Strauss, un escritor que además de ser el biógrafo de Mötley Crüe, Marilyn Manson y Dave Navarro, sacó “Todos te quieren cuando estás muerto”. Es el mejor libro músical que leí. Su estilo es divertido, hilarante y muy informativo. Fue un placer haberlo entrevistado para “El Ritual de Jane’s Addiction” y que me diera sus testimonios sobre Navarro y sobre las veces que vio al grupo. A gran parte de mi redacción la inspiraron sus libros.
Así que volviendo a tu pregunta, el consejo es ese: si se sienten estancados en su profesión o en la vida, busquen referentes que los reanimen a hacer las cosas y que les den esa fuerza que todos alguna vez perdemos. Me parece que vale tanto para los que trabajamos con el arte como para los que están ligados a otras ramas.
"Espero que disfruten del libro tanto como yo al hacerlo. Este año se vienen presentaciones en Buenos Aires, y en la segunda mitad habrá charlas en el resto del país. Estoy muy ansioso de volver sobre todo a Santa Fe y a Misiones, las provincias en donde nací y viví hasta los 17, antes de mudarme a Capital. También hay mucho interés afuera del país, y Gourmet Musical está haciendo las gestiones para que eventualmente se traduzca en el extranjero. Así que aunque para mí el ciclo de creación del libro “ya terminó”, en realidad recién empieza" dice. Podés seguir a Fabrizio en Instagram, leer sus entrevistas en su web y adquirir El Ritual de Jane's Addiction . Yo sé que pronto lo incorporaré a mi biblioteca.
FABRIZIO RECOMIENDA Una banda para...
Agregar a todas las playlists: Richie Kotzen, por la variedad de estilos que maneja y porque combina el virtuosismo con canciones pegadizas.
Acudir en momentos de bajón: Steven Wilson, Morphine, Vetamadre, Alcest, Poseidótica, Holms, Jerry Cantrell, The Mission, Viaje a Ixtlan, Karma to Burn. Es música que me acompaña cuando estoy introspectivo (me pasa muy seguido) y me hace sentir que no soy el único sintiendo eso. Creo que el autoconocimiento es necesario y sanador, por lo tanto le doy el lugar.
No escuchar nunca más: Hay músicos con los cuales no comparto ciertas visiones, pero nunca idolatré a nadie. Por suerte hasta ahora no tuve ese problema con grupos que me gustaran.
Quedarte varado en una isla desierta: The Cult. Sus discos son tan diferentes que no podría quedarme sin opciones. Comparás "Love" (1985) y "Electric" (1987) y son dos bandas totalmente distintas. Lo mismo pasó entre "Ceremony" (1991) y "The Cult" (1994). Es asombroso.
Cocinar sin apuro: The Dandy Warhols.
Alivianar el viaje en un bondi repleto: Monster Truck. Hard rock puro y duro, pero diferente.
Vacaciones de verano: Steel Pulse, The Skatalites, Los Fabulosos Cadillacs, Fun Lovin' Criminals, Alborosie, Primal Scream, Iseo & Dodosound, The Toasters, Riddim, Once Tiros, Mad Professor.
Escuchar el futuro: Porcupine Tree. Casi todos sus discos tenían algo profético y anunciaron lo que vino después. Por ejemplo, "Stupid Dream" (1999), "In Absentia" (2002) y sobre todo "Fear of a Blank Planet" (2007).
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